02 mayo, 2010

Olvidar el pasado

Paseaban junto a la playa sin llegar a cogerse de la mano. El sol, que se resistía a ocultarse, los iluminaba con sus últimos rayos dorados, rogando que se quedaran junto a él una vez más.
Se sentaron en un banco que daba justo a la puesta de sol, ideado para que la gente que se sentara pudiera observar el hermoso paisaje. Pero ellos no le dieron ni una ojeada, estaban demasiado ocupados sumergidos en sus pensamientos.
-Sigo sin entenderlo.
-El que?
-Como has podido salvar la vida de esa niña poniendo la tuya en peligro.
Fabio giró la cara levemente.
-Lo dices como si fuera algo raro.
Una preciosa niña morena con brillantes cabellos negros que rondaba los seis años había estado intentando soltarse del brazo de su madre. Esta en un momento de descuido había aflojado la mano y la niña, astuta, aprovechó para abalanzarse al muelle. “Mama! Mira cuantos peces! Hola pececitos…uy, a quieres que te coja?” “No! Carlota!” Antes de que nadie se diera cuenta de lo que pasaba la niña estaba en el agua y luchaba por no ahogarse. Desafortunadamente para ella un barco estaba alcanzando puerto y sus posibilidades de salvarse eran nulas. Solo quedaba rezar por que su muerte fuera rápida.
Jade levantó las cejas.
-La bondad no es que sea una de tus mayores cualidades.
-Oye… que yo también soy humano.
-Hasta ahora no habría apostado por eso.
Fabio calló. El silencio lo inundó todo y solo se podía escuchar a lo lejos las olas salvajes.
-Fabio…
-Que?
-Cuéntamelo.
-No puedes creer que lo haya echo por simple diversión? Me apetecía un poco de adrenalina y me lancé. No hay más.
-Tu te crees que estoy tonta o que? Fabio, se mas cosas sobre ti que nadie. Y no es que destaques por tus buenas acciones precisamente. Así que no me mientas y cuéntame lo que pasa. No puede ser nada peor de lo que ya sé.
Fabio se giro hacia el otro lado visiblemente incomodo. Jade suspiró. Pasó mucho tiempo sin que ninguno dijera nada. Minutos… puede incluso que horas. Cuando Jade iba a darse por vencida Fabio habló.
-Mi hermana.
-Como?
-Esa niña. Era igual que mi hermana.
-No sabía que tenias una hermana –se sorprendió.
-Nadie lo sabe.
Jade sonrió para sus adentros. El duro tenía una hermana… Que extraño sonaba.
-Y donde esta ahora tu hermana?
-Murió cuando yo era mas joven.
La cara de Fabio mostraba claramente la rabia que había estado conteniendo. Jade calló. Sabía que en estos momentos era mejor no hacer preguntas inapropiadas, aunque se muriera de curiosidad. Pero parecía que Fabio estaba dispuesto a hablar. Cosa muy rara en él. Ella ya estaba más que acostumbrada a sus típicas frases que lo decían todo sin decir nada a la vez.
-Recuerdas que te conté que a los doce años entré en la mafia?
Asintió. Claro que lo recordaba. Él se lo había confesado con burla pero a ella el echo que no hubiera tenido una infancia como los demás le había apenado mucho. Claro esta que nunca le había mostrado el mínimo signo de compasión. Ella no era la persona más indicada para consolar a nadie y él tampoco lo necesitaba. Quizás era por eso por lo que se complementaban tan bien.
-Nunca te conté por que lo hice.
-Y vas hacerlo ahora? –levantó una ceja
Fabio rió amargamente.
-Dudo que puedas tener peor opinión de mí ya.
-También es verdad –apoyó todo su cuerpo en el respaldo del banco y levantó la cabeza- Todas las barbaridades que me has contado y las putadas que me has hecho, y aún así sigo aquí, aguantándote. Si es que soy idiota.
-Si quieres me vaya solo tienes que decirlo.
-Vuelves a irte otra vez y juro que la que te mata soy yo –le mandó una mirada asesina.
Fabio la miró de reojo. Realmente había merecido la pena volver. Aunque tampoco se podía decir que hubiera dejado nada por el camino.
-Como se llamaba?
-Mi hermana? –una sombra de tristeza se cruzó por su rostro- Lisabetta.
Jade esperó a que continuara hablando. No iba a presionarlo. Esta era la primera vez que Fabio titubeaba en contarle algo sobre su pasado. Lo poco que contaba lo hacía con una frialdad desgarradora, por muy crueles que fueran las atrocidades que había cometido. Y algo le decía que esto no iba a ser nada agradable.
-Cuando mi madre murió mi padre empezó a tener muchas deudas. Se gastaba todo el dinero de la familia en apuestas y alcohol. El muy cabrón llegaba todos los días borracho a casa y se atrevía levantarnos la mano a mi hermana y a mí.
[Por aquel entonces yo tendría diez años. En vez de irme a jugar con mis amigos me veía obligado a quedarme para cuidar de mi hermana, ya que si por mi padre fuera no comeríamos siquiera. Tuve que trabajar durante cuatro años día y noche. La escuela? –rió al ver la mueca de Jade- Los niños que antes habían sido mis amigos ahora me miraban por encima del hombro con asco. Hasta que un día se presentaron los camorras en mi casa. Le reclamaban a mi padre un dinero que les debía. Pero estábamos en la ruina, no teníamos nada que ofrecerles. Pero eso no sirvió de excusa, ya sabes, cuando la camorra italiana quiere algo, lo consigue como sea. Y así fue. Ante mi asombro dos de ellos se dirigieron a mi hermana que se escondía detrás de mí asustada y la cogieron. Luché, pataleé, les rogué que no la tocaran… pero todo fue en vano. Con un simple puñetazo se deshicieron de mí. Al final decidieron que se cobrarían la deuda con mi hermana. Ella no entendía nada y llorando gritaba mi nombre. Yo sentí como me moría. No fue nada comparado con la paliza que me estaban dando, casi no podía sentir el dolor entre los desgarradores sollozos de mi hermana. Mas tarde oí que cesaban los gritos. Al principio no entendía porque, pero hice un esfuerzo por abrir los ojos y pude ver como mi padre contemplaba con frialdad el cuerpo sin vida de mi hermana.
No lo entiendes? –sus brazos se tensaron- Había dejado que matar a su hija por una deuda! Ni si quiera había intentado evitarlo!
Jade le observó sin expresión en la cara. No podía decirse que no se lo esperara. Fabio continuó.
-Cuando acabaron se fueron sin decir nada. Dieron por supuesto que yo estaba muerto. Pero no fue así. Cuando conseguí las fuerzas para levantarme mi padre ya se había ido. Y en ese momento tomé la decisión de entrar en la mafia. Y así fue. Estuve años trabajando duro y subiendo posiciones con métodos más que dudables. Los niños que antes me miraban con asco ahora no se atrevían a cruzar su mirada con la mía por miedo a las consecuencias. Las madres cuando me veían pasar apretaban a sus hijos contra ellas. Bueno, y en lo que me he convertido ya lo sabes. Fui ascendiendo hasta que llegue a ser el peor camorra entre todos. La venganza era mi mayor motivación y mi única razón de seguir viviendo.
Y sabes lo mejor de todo? –esbozó una sonrisa malvada que hizo que Jade se pusiera alerta- En todo ese tiempo no maté a mi padre. Muchos se ofrecieron ha acabar con su vida para ganarse mi confianza, pero los muy idiotas no sabían nada. Esperé y esperé. Le seguí la pista durante años aguardando sentado el momento perfecto. Hasta que ese momento llegó. Había rehecho su vida con otra mujer y ahora tenía un hijo. Me alegré. Así sabría que era perder la vida teniendo lo que mas amas al alcance de tu mano. Y no te puedes imaginar cuando disfruté desgarrando su piel con mis propias manos. La espera había merecido la pena.
A Jade se le encogió el corazón. Quería decirle tantas cosas. Acercar su mano y consolar a ese hombre que en el fondo solo necesitaba alguien que le diera cariño. Que le susurrara que todo había acabado y al fin era libre de su propio tormento. Quería abrazarlo mientras le canturreaba palabras de amor. Palabras que nunca le había dicho a nadie. Pero era inútil. Ella no estaba echa para estas cosas. Y esas mismas palabras parecían luchar por no salir de su garganta. En cambio dijo:
-Eso explica muchas cosas.
Fabio la miró interrogante.
-Por ejemplo, tu falta de sociabilidad. A que no tienes a ningún amigo que contarle estas cosas?
-En mi mundo no existen los amigos.
-Entonces Falcone y los demás que son?
-Camaradas. Si uno cae se substituye por otro –dijo sin inmutarse.
-Ni siquiera te pararías a pensar en su perdida?
-Eso si que sería una perdida, pero de tiempo –entonces a Fabio le picó la curiosidad- Si yo muriera… tu llorarías por mi?
-Quizá tengas razón y sea una estupidez. Pero yo pierdo mi tiempo con lo que me da la gana.
-Eso es un si?
-Es mas bien un “ahora te jodes y te quedas con las ganas de saberlo”
Fabio no pudo evitar sonreír. Eso era un si. Seguro. Jamás habría creído que alguien fuera a echarlo de menos antes de conocer a Jade.
-Y que hay de ti?
-Que pasa conmigo?
-Me ocultas cosas.
-Tonterías.
-No lo muestras pero tienes un corazón frío.
Jade giró la cara sin ganas de hablar.
-En cambio algunas veces ayudas a la gente innecesariamente –continuó.
-La sociedad va mejor cuando se finge que todos importan –dijo sin despegar la vista de la puesta de sol.
-Bonita frase. Es tuya? –la miró divertido.
-No. La oí por la tele.
Fabio rió pero no se dio por vencido.
-Y que me dices de tu fobia a los cumplidos?
-Que la gente dice con palabras lo que no siente con el corazón –se levantó dispuesta a marcharse, pero antes de irse se giro y contemplo sus profundos ojos negros con una sonrisa- Y… Sí. Esta es mía.

4 comentarios:

  1. Ya te he dicho lo que pienso por MSN y lo que pasará si vuelves a decir que no sabes escribir :D.
    Me gusta muy mucho Jade *¬*...
    ¡Sigue subiendo :3!

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  2. *________________*
    Que bonitoooo (8)
    Dios!! Me encanta...
    Y las dos frases son
    matadoras...

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  3. Bueno, segun la última frase, no pienso decir ningú cumplido, por si se te pasa por la cabeza que no es del corazón,pero ya sabes que me gusta lo que escribes. (Comparado con lo que yo escribo, esto es para publicar y todo.) Sí, no me he podido contener, tenía que decir un cumplido.

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  4. muy bueno,
    pero mas adelante habrá un tipo de flashback o algo asi, para saber como se conocieron estos dos y si son pareja o no, y por que se cuentan las cosas entre ellos y todo eso que queremos saber todas...
    sigue subiendo (mi comentario es mejor que el tuyo sin comparacion)

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